Como cualquier trabajo en el mundo, siempre los detalles son los menos apreciados por los usuarios, pero en dado caso de que el detalle se de a notar a primera vista, aparecen cientos de expertos en el tema, aún sin saber cual fue el motivo por el que sucedió.
La elaboración de libros, es un trabajo de mucho tiempo y esmero, porque para aparecer físicamente en las librerías, pasan por muchísimas manos, una de ellas son las encargadas en revisar toda la ortografía así como la corrección de estilo.
La tarea que realiza el corrector de estilo, en algunos medios a desaparecido, pero este sobrevive gracias a que vivimos en un país donde la lectura es un martirio, desde luego nadie quiere sufrir por eso no lee. Hechos como este y otros más, hacen a que el corrector siga vivo en su campo laboral, pero si bien es cierto como lo menciona Camilo Ayala en su obra, no cualquiera puede ser corrector, por la simple razón de que es, cuenta con un bagaje cultural inmenso, además de poseer un gran conocimiento de la lengua.
Su trabajo consiste sólo en corregir, pues se han dado casos en los que tienen problemas editor-corrector, por la simple razón de que el corrector no realiza el trabajo encomendado, pues en ocasiones trata de darle otra idea al escrito, cosa que no le es del agrado del editor.
Si bien es cierto para poder eliminar las erratas en los textos, el corrector además de contar con sus conocimientos obtenidos a lo largo de toda su vida laboral, tiene grandes ayudantes como lo son el diccionario y desde luego saber cual es el manual de estilo de la empresa que esta representando.
Para finalizar con lo expresado por Camilo Ayala, nadie se salva de tener errores ortográficos, es por eso que al no haber un caza erratas, veremos en algunos libros con pequeñísimos errores de ortografía.
Con base al texto de:
Ayala Ochoa, Camilo. Alejandro Zenker. Correctores de estilo.Publicado en la revista Quehacer Editorial. No. 8. Consultada enhttp://www.solareditores.com/
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