jueves, 24 de marzo de 2011

El Libro y un mil Historias.

¡Me regalas tú boleto! ¡Boleto en mano! ¡Paquetería de aquel lado! ¡Paso por ti en dos horas! Estas y muchas más eran las palabras de bienvenida que te daba la feria internacional del libro, ubicada en el palacio de minería.

Una vez adentro, la gran multitud de personas que se encontraban rodeando a uno de los editores de Alfaguara, reflejaban el gran gusto que tienen los lectores por esta editorial.

Continuando en el mundo de los libros, pareciera ser que te encontrabas en una tienda comercial, donde el producto principal eran las hojas empaquetadas con distintos moldes tamaños y figuras.

En cada lote destinado para cada editorial, se acercaban los vendedores para animarte a comprar uno de sus libros, si bien es cierto la mayoría no lo lograba, no perdían el espíritu de venta, porque pasaban y pasaban los lectores y ninguno optaba por adquirir un ejemplar.

Todos al entrar llegaban con una cara de felicidad, pero una vez cruzando el primer están, ese rostro que mostraba alegría, se iba para darle lugar al rostro de flojera, incertidumbre, aburrimiento y al de asombro.

Era de suponerse porque la mayoría que acudió a la feria, fue sólo por cubrir algún trabajo escolar, donde si muchos a la hora de entrar optaron por irse mejor a conocer varios lugares donde entras normal pero al pasar los tragos sientes que vuelas, la feria del libro no era buen lugar para conseguir dicha habilidad.

Andar caminando por cada pasillo, se te venia en mente el clásico de “ya empezare a leer” y no es que no lean ningún tipo de texto, si no que la misma feria te invitaba para realizar dicha actividad.

Los que sin duda llamarón más la atención fueron los libros de los escritores ya muertos, tal es el caso de Carlos Monsiváis, pues al estar en su espacio de venta, se veía que la mayoría de las personas que estaban ahí, eran de de una edad bastante alargada.

Por otro lado el ambiente que se vivía en los primeros pisos, tuvo su cambio al presentarse la reportera de Once TV, pues a lejos se escuchaba el ¡esta rebuena wey! ¡No manches con ella si me caso! Eso era por parte de los hombres, mientras por el lado de las mujeres se escuchaba ¡güera y desabrida! ¡Ya viste como están todos de perros! ¡Es la repurtera!

Pero también así como había personas disfrutando de la feria, algunas andaban sufriendo por no encontrar los sanitarios, otras por haber perdido su dinero y otras más por no encontrar a las personas con las que llegaron.

Todos los pasillos contaban historias diferentes, porque muchos de ellos eran el inicio y el final de su recorrido de las personas que visitaron el recinto.

Caminando hacia el área de cultura, llamaba mucho la atención una sala obscura, uno se podría imaginar que era para hacer la presentación de libros o tal vez se encontrara algún escritor famoso por la gran cantidad de personas que se encontraban ahí.

Pero ingresando a la sala era todo lo contrario a lo que daba la imaginación antes de entrar, se trataba de un ciclo de conferencias, donde el tema principal era la importancia de hacer lectura en un país que esta catalogado por no hacerlo, posteriormente se trataron diferentes temas relacionados a la lectura.

Pero en particular uno que me llamo la atención fue el de saber si desaparecerán o no los libros por el gran avance tecnológico que se ha dado últimamente en diversos campos de la lectura virtual.

Para dirigirme hacia la salida, varios de los vendedores optaron por dar ejemplares gratis para llamar la atención de más personas y poder vender más, pero la técnica no funciono del todo, pues la mayoría una vez obtenido el ejemplar, se hacían a que la virgen les hablaba y no le ponía atención al vendedor.

Ya al salir del evento, todos esos grandes lectores se transformaban en personas comunes, pues empezaban por hacer sus actos de vandalismo con las personas que los rodeaban.

Recogí mi mochila y di paso para dirigirme al metro, donde el mundo de las hojas y letras se transformaría al mundo de los sudores y empujones que son características esenciales del mundo subterráneo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario